EXPULSIÓN DE LOS CATAROS
Empezaré con una simple pregunta: ¿Cuál es el sustento de esta disconformidad ante la Iglesia Apostólica Romana? (Mejor conocida como Iglesia Católica). Una respuesta (interrogativa, rápida y sencilla) es: ¿Qué autoridad moral pueden tener sobre nosotros quienes persiguieron y mandaron a la muerte a miles de personas por el hecho de profesar credos diferentes? Y es que en su ‘manifiesto divino’ están prohibidos el asesinato, la promiscuidad, la mentira y otros. Y ni siquiera ellos pudieron cumplirlos, empezando desde los papas hasta los padres del medioevo. La Iglesia actualmente ayuda indiscutiblemente en muchas obras de caridad, promueve altruistas valores morales (¡!), fomenta la educación e instrucción juvenil, la lucha contra las drogas, etc. Pero esto no es más que un gran telón (uno muy grande diría yo) que esconde una realidad totalmente diferente. Realidad que está fuera de mi percepción lamentablemente, podría lanzar mil conjeturas acerca de las diferentes actividades de ellos y los objetivos que realmente persiguen. Pero existen metas de ellos que si son claras: el acabar con los credos y sectas pequeños, y aliarse con las grandes religiones monoteístas (entiéndase Budistas, Mahometanos, y otros). El fin que persiguen con esto es difícil de definir, puesto que ni los mismos padres, curas u obispos comunes lo saben, pues ellos están sometidos ciegamente a su sistema. Es más, el fin de estas metas está escondido en la dirección, ubicada en Roma, en la Ciudad enclave del Vaticano, bastión del papa y de su doctrina carente de fundamento. Y suelo preguntarme si realmente es el papa el gestor de toda esta maquinaria, o es él un simple instrumento, una marioneta, un engranaje al servicio de quienes creo son las verdaderas mentes detrás de todo esto: el Sacro Colegio Cardenalicio, quienes se reúnen a la muerte de cada papa, en los famosos cónclaves, para escoger nuevamente al nuevo jefe máximo (de ellos, quiero decir). Es decir son arzobispos y cardenales quienes conocen los fines secretos de la Iglesia, mucho mas misteriosos que su famoso ‘Misterio de la Santísima Trinidad’.
Bajo el supuesto que desconociera la historia de ellos, yo podría respetar a esta institución (es un decir) si su doctrina sólo se basara en la interpretación de la Biblia. Pero también se fundamenta en la tradición religiosa, en la infalibilidad papal, en los concilios, en los padres de la Iglesia (sobretodo en san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino), en la administración de la ‘gracia divina’ mediante sacramentos dudosamente instituidos en ‘su’ libro, en el culto a la Virgen, a los santos e imágenes. E históricamente también se basó en el total desacato de sus ‘Tablas de la ley’. Si no ¿Por Qué creen entonces que la Iglesia tuvo en sus casi dos milenios de historia numerosos conflictos internos, cismas y conatos de herejía? ¿Fueron acaso los primeros herejes (montanistas, arrianistas), Miguel Cerulario (Cisma de 1054), los herejes del siglo XII (cátaros, husitas, albigenses), Lutero, Calvino y Knox tan estúpidos como para enfrentarse a la Iglesia, porque se les ocurrió que así se ganarían siquiera un pequeño espacio en la historia, a sabiendas de que sus vidas corrían peligros, ya que tenían todo el poder en su contra? No, ellos no lo hicieron por fama. Lo hicieron por convicción y se enfrentaron a ella, disconformes con su proceder. Y a pesar que no concuerdo mucho con ellos (sobretodo con los dogmas que reformularon, con los cuales solo formaron más Iglesias Protestantes), concuerdo en el hecho de que hay que estar en la ofensiva... Pero no de una manera rudimentaria, (como parecen plantear en sus líricas muchas bandas que supuestamente tocan Black Metal, pero que no profesan esas ideas con el mismo ahínco), sino de una forma inteligente, planificada, estratégica. ¿Son realmente efectivas la quema de Iglesias, el asesinato de curas o una paliza a un par de católicos? Aparte del mero simbolismo de nuestro desprecio a esta pseudo institución, no ayuda en mucho, salvo como complemento o la satisfacción personal que brinda el realizar un acto extremo, pero que no tiene un fin concreto. Es sólo eso, hechos aislados, sin relevancia alguna. Pienso que muchas acciones claves tienen que ser tomadas, las cuales tienen que ir directamente al motor del sistema, pero de forma organizada. Y la primera acción es la difusión, la toma de conciencia de lo que significa ser parte de este sistema, inmerso en la corrupción y degradación moral que provocan inevitablemente las centurias de mentiras y opresión en las que nos hicieron vivir. Las demás acciones vendrán solas, por su propio peso. Si usted se encuentra de acuerdo con lo escrito, enhorabuena, sería gratificante saber que no se deja engañar. Si no lo está, sería provechoso discutirlo. Si le repugna lo que lee, pues púdrase con la iglesia y los demás de su calaña, y no vuelva a adquirir este manifiesto de muerte.
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